concepción del proyecto: Andrea Zambrano Rojas
publicado el 26 de Noviembre 2013 en este blog
las fotografías corresponden al proceso del 2011
Fotografía: Nina Velasco y Tranvía Cero
más fotografías en otras publicaciones de este blog como Calzones Parlantes
las fotografías corresponden al proceso del 2011
Fotografía: Nina Velasco y Tranvía Cero
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Calzones
parlantes es un proceso de diálogo y de construcción colectiva de un producto
artístico que fue una instalación de calzones intervenidos en los que dijeron,
por medio de la producción artística, algo que nos corresponde por derecho a
todas las mujeres sin importar color de la piel, situación económica, origen,
ocupación, ó creencia: Queremos una vida sin violencia.
Partimos
de que “Lo personal es político”, sacamos “los trapitos al sol” porque ya no
creemos que “la ropa sucia se lava en casa” construimos un espacio para
hablar sobre nosotras, un espacio de encuentro. En la postal de invitación que
hicimos en el primer momento del proceso para difundir la muestra del proyecto,
pusimos: Mi calzón es personal, “lo personal es político”, frase que remite a un posicionamiento feminista. Mediante el
trabajo con el cuerpo, el diálogo, la creación personal y colectiva, apelamos
al arte como un proceso creativo y sensibilizador que nos hace conscientes de
nuestras capacidades de percibir y transformarnos a nosotras mismas y al mundo
que nos rodea.
Los
soportes sobre los que se trabajó fueron calzones porque el calzón es un lugar
que guarda memorias, de reclamos, de silencios, de violencias, de placeres, de
comunicación, de sexo, de amor, de palabras, gritos, erotismo, sensualidad,
susurros, miedos, violencias, orgasmos, satisfacciones, insatisfacciones y
realizaciones. Justamente porque un Calzón puede decirnos tanto de cada una, le
dimos la posibilidad de que fuera Parlante.
Calzones
parlantes se convirtió en un espacio en donde cada una se podía encontrar
consigo misma a través de las otras, y contar con las otras. Se convirtió un
espacio de confianza y de solidaridad, de creación colectiva, de debate, de
respeto, de aprendizaje y de arte. Las mujeres tenemos muchas cosas que decir,
y este fue un espacio para decir, con las palabras, con los gestos, con el
cuerpo; bordando, dibujando, pintando, con maquillaje, con pintura, con mullos.
Una razón
importante de un proyecto como este es la generación de lazos y espacios entre
mujeres para generar discusiones sobre temas que nos afectan cotidianamente
como la violencia hacia nosotras. En el encuentro, juntas, pudimos encontrar
soluciones y mecanismos para actuar frente a una situación de agresión o
violencia, apoyarnos.
Durante
los talleres cada vez dedicamos más tiempo a ejercicios corporales que fueron
desde ejercicios de respiración, relajación, estiramiento, voz, hasta teatro y
juegos. Los ejercicios corporales en el proceso sirvieron para afianzar la
confianza entre las compañeras dentro del grupo, pero también para la
exploración, conciencia y conocimiento del lenguaje del propio cuerpo.
Cuando
una mujer cuenta su historia está contando una historia única pero que
seguramente tendrá muchos puntos de encuentro con las historias de muchísimas
mujeres más, al sacar la voz y dar conocer sus historias, éstas se hacen
visibles y su historia se teje en una gran red.
Mediante
las frases elegidas para los calzones, se trabajó en un cruce entre lo privado
y lo público que no atente el espacio íntimo pero que permita visibilizar las
voces y reflexiones de las mujeres. Creemos que este ejercicio incita
transformaciones en el ámbito íntimo, familiar y femenino a la vez que
nos interpela a todos y todas como sociedad.
En la
exposición que hicimos en la Lavandería Pública de la Venecia, nos encontramos
con familiares, amigues, vecines, conocides, y les contamos que no somos las
únicas que viven violencia, que todas las mujeres de alguna manera, y en algún
momento de nuestras vidas, hemos sido agredidas o violentadas, en la calle, en
la casa, en el trabajo, etc. y que queremos cambiar eso. En la lavandería pública
celebramos que estamos juntas para luchar en contra de la violencia hacia las
mujeres e invitamos a todxs a acompañarnos en esta lucha.
Al
construir un espacio de mujeres, nos encontramos con que casi todas las
compañeras están a cargo de las mayor parte de responsabilidades en cuanto a
las tareas del hogar y cuidado de les hijes, a quienes llevaron al taller.
Tuvimos entonces, que generar un espacio, paralelo al taller, para les niñes,
en donde ellos pudieran compartir y jugar.
Para
nosotras, el taller puso en evidencia el poco tiempo que tenemos las mujeres
para dedicarnos a nosotras mismas, al autocuidado, a la discusión con otras
mujeres sobre temas que atraviesan nuestras vidas. De ahí la importancia de
construir espacios de mujeres.
Con
Calzones Parlantes por la No Violencia hacia las mujeres también propuse llevar
técnicas y materiales utilizados en la cotidianidad de las participantes, y/o
tradicionalmente más utilizadas en artesanías como la costura, y/o técnicas no
convencionales como lápiz labial o impresión sobre calzón, etc, a piezas de
arte contemporáneo. Calzones Parlanes propone utilizar el arte como una
herramienta de expresión de las mujeres artistas participantes y como una
herramienta detonante de diálogo, discusión y articulación colectiva, con
un discurso que dice y confronta, Calzones Parlantes
llaman a la reflexión del espectador más que a la contemplación y eso es lo que
la hace también una pieza que navega entre arte y activismo.
Agradezco
particularmente
a lxs compañerxs de Tranvía Cero (Karina Cortez, Silvia Vimos, Pablo
Almeida, Pablo Ayala y Samuel Tituaña) por todo su trabajo y
compromiso con este proyecto, y lxs compañerxs de la Fundación Museos de
la
Ciudad con quienes también fue muy enriquecedor trabajar (Raquel
Caicedo, Sandra Castillo, Ma. Dolores, Rodrigo, Jairón, Anahí Macaroff,
Alejandro Cevallos, Lennyn Santacruz, entre otrxs).
Se
está llevando a cabo la exposicion del proceso de Calzones parlantes en
el barrio La Venecia desde el jueves 31 de Octubre y la muestra estará
hasta el 29 de Noviembre del 2013, en el barrio La Venecia. Esta
exposición ha sido también un esfuerzo de Anahí, Alejandro y Lennyn, con
todo su equipo desde la Fundación Museos de la Ciudad, por visibilizar
Calzones Parlantes, como un proceso detonante para otros procesos
comunitarios y para la articulación de redes en los barrios de Quito.
Concluyo
que la experiencia del proceso Calzones Parlantes me deja la alegría de
trabajar con las compañeras de La Venecia, juntas en la búsqueda de mecanismos
para la No violencia hacia nosotras, la alegría de formar un grupo de mujeres
de solidaridad, acompañamiento y apoyo, de trabajar con el cuerpo y el arte.
También concluyo que son necesarios y vitales los proyectos autónomos de
mujeres y que cualquier “colaboración” por parte de la institucionalidad debe tomarse
como sospechosa, siempre.
Seguiré subiendo más fotografías...
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