martes, 26 de noviembre de 2013

CALZONES PARLANTES por la No Violencia hacia las Mujeres 2011- 2012

proceso realizado en conjunto con compañeras del barrio La Venecia

concepción del proyecto: Andrea Zambrano Rojas

publicado el 26 de Noviembre 2013 en este blog
las fotografías corresponden al proceso del 2011
Fotografía: Nina Velasco y Tranvía Cero
más fotografías en otras publicaciones de este blog como Calzones Parlantes


Calzones Parlantes es un proyecto de arte por la no violencia hacia las mujeres realizado en el barrio La Venecia, ubicado al Sur de Quito, Ecuador, que se llevó a cabo inicialmente en el marco del Encuentro Internacional de arte Al Zur-ich 2011, donde presenté el proyecto y fue seleccionado. Luego, en el 2012 para darle continuidad al proceso trabajamos con la Fundación Museos de la Ciudad. Y en el 2013 se está llevando a cabo una exposición del proceso en el barrio La Venecia, también con la Fundación Museos de la Ciudad.


Soy quien concibió el proyecto pero es de autoría todas las mujeres que participaron en el taller: 15 mujeres Artistas/Autoras: Nelly Chicaiza, Violeta Ortíz, Consuelo Mendoza, Dolores Toaquiza, Rosario Espinoza, Marjorie Oleas, Emma Vega, Ruth Escobar, Luz Jiménez, Myrian Guairacaja, Juana Quishpe, Magali Olivo, Elizabeth Balseca, Norma Revelo, Emma Vega, (junto con más de 50 mujeres que participaron irregularmente) del barrio La Venecia, y el acompañamiento en el primer proceso (2011) de Nina Velasco en la fotografía y en el espacio para lxs niñxs, hijxs, hermanxs y nietxs de las participantes.

Calzones parlantes es un proceso de diálogo y de construcción colectiva de un producto artístico que fue una instalación de calzones intervenidos en los que dijeron, por medio de la producción artística, algo que nos corresponde por derecho a todas las mujeres sin importar color de la piel, situación económica, origen, ocupación, ó creencia: Queremos una vida sin violencia.

Partimos de que “Lo personal es político”, sacamos “los trapitos al sol” porque ya no creemos que “la ropa sucia se lava en casa” construimos un espacio  para hablar sobre nosotras, un espacio de encuentro. En la postal de invitación que hicimos en el primer momento del proceso para difundir la muestra del proyecto, pusimos: Mi calzón es personal, “lo personal es político”, frase que remite a un posicionamiento feminista. Mediante el trabajo con el cuerpo, el diálogo, la creación personal y colectiva, apelamos al arte como un proceso creativo y sensibilizador que nos hace conscientes de nuestras capacidades de percibir y transformarnos a nosotras mismas y al mundo que nos rodea.

Los soportes sobre los que se trabajó fueron calzones porque el calzón es un lugar que guarda memorias, de reclamos, de silencios, de violencias, de placeres, de comunicación, de sexo, de amor, de palabras, gritos, erotismo, sensualidad, susurros, miedos, violencias, orgasmos, satisfacciones, insatisfacciones y realizaciones. Justamente porque un Calzón puede decirnos tanto de cada una, le dimos la posibilidad de que fuera Parlante.

Calzones parlantes se convirtió en un espacio en donde cada una se podía encontrar consigo misma a través de las otras, y contar con las otras. Se convirtió un espacio de confianza y de solidaridad, de creación colectiva, de debate, de respeto, de aprendizaje y de arte. Las mujeres tenemos muchas cosas que decir, y este fue un espacio para decir, con las palabras, con los gestos, con el cuerpo; bordando, dibujando, pintando, con maquillaje, con pintura, con mullos.

Una razón importante de un proyecto como este es la generación de lazos y espacios entre mujeres para generar discusiones sobre temas que nos afectan cotidianamente como la violencia hacia nosotras. En el encuentro, juntas, pudimos encontrar soluciones y mecanismos para actuar frente a una situación de agresión o violencia, apoyarnos. 
Durante los talleres cada vez dedicamos más tiempo a ejercicios corporales que fueron desde ejercicios de respiración, relajación, estiramiento, voz, hasta teatro y juegos. Los ejercicios corporales en el proceso sirvieron para afianzar la confianza  entre las compañeras dentro del grupo, pero también para la exploración, conciencia y conocimiento del lenguaje del propio cuerpo.


Al igual que los calzones nuestros cuerpos hablan y nosotras hablamos a través de ellos. Aprender a escuchar nuestros cuerpos significó aprender a escucharnos a nosotras mismas, a entender que todas las experiencias pasan por el cuerpo, y que a través del cuerpo también ejercemos el poder.

Cuando una mujer cuenta su historia está contando una historia única pero que seguramente tendrá muchos puntos de encuentro con las historias de muchísimas mujeres más, al sacar la voz y dar conocer sus historias, éstas se hacen visibles y su historia se teje en una gran red.

Mediante las frases elegidas para los calzones, se trabajó en un cruce entre lo privado y lo público que no atente el espacio íntimo pero que permita visibilizar las voces y reflexiones de las mujeres. Creemos que este ejercicio incita transformaciones en el ámbito íntimo, familiar y femenino  a la vez que nos interpela a todos y  todas como sociedad.

En la exposición que hicimos en la Lavandería Pública de la Venecia, nos encontramos con familiares, amigues, vecines, conocides, y les contamos que no somos las únicas que viven violencia, que todas las mujeres de alguna manera, y en algún momento de nuestras vidas, hemos sido agredidas o violentadas, en la calle, en la casa, en el trabajo, etc. y que queremos cambiar eso. En la lavandería pública celebramos que estamos juntas para luchar en contra de la violencia hacia las mujeres e invitamos a todxs a acompañarnos en esta lucha.

Al construir un espacio de mujeres, nos encontramos con que casi todas las compañeras están a cargo de las mayor parte de responsabilidades en cuanto a las tareas del hogar y cuidado de les hijes, a quienes llevaron al taller. Tuvimos entonces, que generar un espacio, paralelo al taller, para les niñes, en donde ellos pudieran compartir y jugar.

Para nosotras, el taller puso en evidencia el poco tiempo que tenemos las mujeres para dedicarnos a nosotras mismas, al autocuidado, a la discusión con otras mujeres sobre temas que atraviesan nuestras vidas. De ahí la importancia de construir espacios de mujeres.

Con Calzones Parlantes por la No Violencia hacia las mujeres también propuse llevar técnicas y materiales utilizados en la cotidianidad de las participantes, y/o tradicionalmente más utilizadas en artesanías como la costura, y/o técnicas no convencionales como lápiz labial o impresión sobre calzón, etc, a piezas de arte contemporáneo. Calzones Parlanes  propone utilizar el arte como una herramienta de expresión de las mujeres artistas participantes y como una herramienta detonante de diálogo, discusión y articulación colectiva,  con un discurso que dice y confronta, Calzones Parlantes llaman a la reflexión del espectador más que a la contemplación y eso es lo que la hace también una pieza que navega entre arte y activismo.

Agradezco particularmente a lxs compañerxs de Tranvía Cero (Karina Cortez, Silvia Vimos, Pablo Almeida, Pablo Ayala y Samuel Tituaña) por todo su trabajo y compromiso con este proyecto, y lxs compañerxs de la Fundación Museos de la Ciudad con quienes también fue muy enriquecedor trabajar (Raquel Caicedo, Sandra Castillo, Ma. Dolores, Rodrigo, Jairón, Anahí Macaroff, Alejandro Cevallos, Lennyn Santacruz, entre otrxs).


Esto me lleva a la relación del proyecto con la institucionalidad y esque con la Fundación Museos aunque el sentido del proyecto siempre estuvo claro, no llegamos a articular bien el trabajo. Digo esto porque en un inicio se propuso para el taller coordinación para apoyo legal y psicológico a las participantes del taller, en caso de que sea necesario y no se pudo facilitar ese apoyo. Pero en segundo lugar porque tuvimos que estar resolviendo temas como buscar espacio en donde trabajar, porque en el CDC (Centro de Desarrollo Comunitario) de la Venecia, Alberto Morillo, como Coordinador del CDC , nos asignó todo el tiempo diferentes espacios, cada vez menos acogedores (con ventanas rotas, fríos, pequeños). Luego, en la inauguración de la exposición del proyecto, en su primer momento en el 2011, en la Lavandería Pública de La Venecia, en el discurso de Alberto Morillo y de la Dra. Sara Proaño, el proyecto fue cooptado por la Admistración Zonal Quitumbe, y ensalzado como un proyecto del Municipio de Quito.  

Dos años más tarde, Octubre 2013, en la inauguración de una muestra de todo el proyecto Calzones Parlantes por la No Violencia Hacia las Mujeres, se pide a Francisco Quinchaguano que de unas palabras de bienvenida, porque la inauguración de esta muestra se llevó a cabo en el Centro de Desarrollo Comunitario de La Venecia; Francisco Quichaguano utiliza este espacio para tergiversar el sentido del proyecto llevándolo al  discurso victimizante sobre que “todos queremos ser felices”, hacer propaganda política, apropiarse del proyecto (como Administración Zonal Quitumbe) y disminuir el trabajo de las artistas y mío como autora intelectual del proyecto. A pesar de las aclaraciones que más tarde hizo Anahí Macaroff del Centro de Arte Contemporáneo y Fundación Museos, y de mis propias aclaraciones a ese discurso, lo que se evidenció esque hay que seguir trabajando a todo nivel por los espacios de las mujeres, y sobre todo éstos que son espacios que nos fortalecen contra la violencia hacia nosotras, ya que fácilmente puede que personas a quienes tenemos que darle la voz por cumplir con un requisito formal, se tomen la atribución de hablar de nuestro proyecto sin conocerlo, malinterpretarlo y dibujarlo de una manera en que nos deje sin voz a quienes lo hicimos.

Se está llevando a cabo la exposicion del proceso de Calzones parlantes en el barrio La Venecia desde el jueves 31 de Octubre y la muestra estará hasta el 29 de Noviembre del 2013, en el barrio La Venecia. Esta exposición ha sido también un esfuerzo de Anahí, Alejandro y Lennyn, con todo su equipo desde la Fundación Museos de la Ciudad, por visibilizar Calzones Parlantes, como un proceso detonante para otros procesos comunitarios y para la articulación de redes en los barrios de Quito.

Concluyo que la experiencia del proceso Calzones Parlantes me deja la alegría de trabajar con las compañeras de La Venecia, juntas en la búsqueda de mecanismos para la No violencia hacia nosotras, la alegría de formar un grupo de mujeres de solidaridad, acompañamiento y apoyo, de trabajar con el cuerpo y el arte. También concluyo que son necesarios y vitales los proyectos autónomos de mujeres y que cualquier “colaboración” por parte de la institucionalidad debe tomarse como sospechosa, siempre.

Seguiré subiendo más fotografías...




Cartel de la exposición del proceso Calzones Parlantes por la No violencia hacia las Mujeres, proceso realizado en conjunto con compañeras del barrio La Venecia. Fotografía y arte objeto. La exposición se llevó a cabo el 31 de Octubre del 2013.